¿Despiste?

Hoy estaba pensando en que hay una línea bien fina entre “ser despistado” y la falta de compromiso o palabra en las cosas. Me explico, en ocaciones decimos cosas a los demás o llegamos a acuerdos que algunos podrían catalogar “sin importancia” para salir del paso y sucede una de dos cosas:

  1. los incumplimos porque entendemos que el otro no se va a acordar de lo que dijimos (que el otro es despistado o más despistado que nosotros) o
  2. simplemente porque ni nosotros mismos le prestamos atención a lo que dijimos y se nos olvidò.

En cualquiera de las dos situaciones, faltamos a nuestra palabra. Entonces si por alguna extraña razón, la otra persona nos dice: mira me quedé esperando que X cosa pasara, la contestación es: chico(a) se me pasó. Lo triste es que ese “se me pasó” tampoco llega a traducirse en una introspección de ¿porqué se te pasó? O en que no vuelva a ocurrir. Y tenemos seres por ahí pactando cosas superfluas y algunas serias, que cuando incumplen todo lo justifican con “es que soy despistado” “soy olvidadizo”.

En pleno 2017, donde los teléfonos tienen “To Do Lists”, “Agendas”, “Calendarios”, “Alarmas” y demás, eso es una excusa un poco barata. Claro que somos humanos y se nos olvidan las cosas, pero siempre han habido herramientas para recordarlas. Tristemente el que se acostumbra desde pequeño a excusarse con un “soy despistado”, pasa la vida de igual forma, en lo pequeño y en lo grande. Le falta a sus hijos cuando dice que va a asistir a un juego y también le falta a el amigo que le pidió reunirse para discutir un tema importante y al jefe que le dio un proyecto con una fecha determinada. Las tres cosas son importantes para aquel al que usted le dijo que iba a hacer X cosa. Y vamos por la vida en el “despiste” como le llaman algunos, en el descuido, en la falta de palabra, de introspección; que a la larga si no nos detenemos se convierte en una falta de compromiso que justificamos constantemente.

Entonces cuando eso ocurre y el otro lo confronta, la pregunta es: ¿soy despistado? O ¿Simplemente ando por la vida sin envolverme o evitando comprometerme en algo? Y la línea, mi corazón de batata mameya, es bien fina.

En mi caso puedo decirle que yo soy como los niños pequeños, si usted dice que va a llamar, llame. Si usted dice que va a llegar, llegue. Si usted dice que ordenò x cosa, llegue eventualmente con ella. Si usted dice que va a mejorar su conducta o ejecución; hágalo. Pero jamás me diga algo, por estúpido que sea, que no va a cumplir. Porque usted es despistado, pero yo no. Y si usted se da cuenta que se le pasó algo, “pique alante” y discúlpese. No espere a que yo le diga, porque usted sigue demostrando que le falta a su palabra y que le importa poco quedar bien o mal.

Todos somos humanos. Todos fallamos. A todos se nos olvidan cosas. Todos tenemos margen para mejorar. Lo que no es correcto es que usted ande por la vida en esas y que cuando se da cuenta no se excuse y no trate de mejorar. Usted no tiene idea de cuántas relaciones se destruyen por el simple hecho de que “el o ella son despistados” y la realidad es que así pasan los aniversarios, los cumpleaños, las cenas, las graduaciones, los logros de cada cual sin pena ni gloria porque se nos olvidò.

No podemos andar por la vida “haciéndonos los chivos locos” a ver si “pasamos con ficha”. Tan importante es la promesa que usted le hace a su pareja y a sus hijos como el acuerdo de negocios que cuesta 1 millón de dólares. Al final, todo se traduce en lo mismo: cuán dispuestos estamos a comprometernos con algo o con alguien; en lo cotidiano o en lo extraordinario.

Cumplir con lo que decimos y comprometernos con lo poco o lo mucho, es conectar.

En el 2018, ajústese y cambie la mentalidad. Deje de disparar a lo loco. Sea responsable con lo que sale de su boca. Rompa con los viejos esquemas y conecte realmente con los demás.

Abrazos mis ☀️,

Misma