Días Grises

No se quien ganará la batalla. Talvez sea ella. Talvez al final sea yo. Solo sé que esta etapa es una de esas como los días nublados y grises en los que estamos con ansias esperando el sol.

En estos días y tras más de 20 años lidiando con la endometriosis he decidido aceptar la opción de realizarme una histerectomía radical. Han sido tres cirugías y varios tratamientos hormonales. Millones de lágrimas y muchos momentos que dejé de vivir debido a esta incapacitante condición. He hecho todo lo que me han dicho y hoy día vivo con dolor 24/7, no duermo porque el dolor me despierta y realmente no puedo seguir así. La noticia me tomó por sorpresa. Fui a mi médico entendiendo que una vez más se podía entrar, limpiar y salir de eso unos años en lo que llegara mi menopausia. Sin embargo, por los resultados de laboratorios, el examen físico, historial y síntomas que tengo en este momento todo indica que èsta bruja està no solo en mis ovarios útero y cérvix sino en mi intestino, vejiga y sabe Dios donde más. Obviamente mi vida vale más que la vanidad de tener mis hormonas al día. Ya no soy una niña. Hace tiempo que ya tener un baby no estaba en las alternativas. Así es que no hay porqué seguir aplazando algo que me está costando el tener una mejor calidad de vida. En menos de 30 días la sentencia de divorcio entre mis órganos reproductivos, mis hormonas y yo será final, firme e irrevocable.

Sé que es algo por lo que muchas han pasado. No soy la primera ni la última, ni el caso más duro. Créeme que estoy clara. Ciertamente es un proceso de pérdida como cualquier otro. Es un proceso de duelo. Es algo que te van a quitar. Llevo casi 45 años con mis “cositas” adentro. Con eso, espero tener una mejor calidad de vida y poder ser testigo una vez más de la fortaleza que a veces ni yo misma reconozco que tengo. Hoy, lo más que me preocupa no es la cirugía sino el que yo siempre he sido el centro de mi familia y de mis seres amados. Siempre he sido quien cuida. En muy pocas ocasiones he sido a quien tienen que cuidar. Y obviamente nunca de esta forma. Yo que pregono tanto el que hay que ser vulnerable y dejarse ver, hoy me enfrento a la prueba más dura de vulnerabilidad de mi vida. Esta vez no es solo dejarme ver vulnerable por los míos sino por muchos y extraños. Es abandonarme en las manos de cuidadores. Es dejarme amar y querer en la capacidad de cada uno de ellos y en su medida. Que probablemente es distinta a la que yo tengo en mente. Es aceptar que por un tiempo no voy a poder resolverles sus cosas o ayudarlos. Es planificar lo más que pueda y entender que hay muchos factores que no voy a poder controlar porque no dependen de mí.

Claro que creo en que todo va a estar bien! Aun así, como humana admito que en este momento lo estoy llorando y viviendo. San Pablo decía que nadie pierde la batalla si ha luchado un buen combate. Así espero sentirme cuando todo esto termine. Aún no.

Gracias a todos los que por años me han apoyado en esta lucha. Gracias a los que año tras año visten de amarillo por su gran amor por mi y su solidaridad con las 1 de cada 10 que batallamos día a día. Seguimos peleando.

Escojo enfrentar mis temores, ponerles nombre, mirarlos de frente, vencerlos y optar por una mejor calidad de vida. Hoy aunque el día sea gris, tengo la certeza de que el sol va a salir y estoy agradecida de las lecciones del camino y el amor que recibo a diario; eso es conectar.

Abrazos☀️,

Misma

Update: El 10 de mayo de 2018 me hice la histerectomía radical. En camino a una mejor calidad de vida.