No estoy bien… y no pasa nada

No siempre estamos bien. Y aunque suene simple, decirlo en voz alta todavía admitirlo incomoda a mucha gente.

Vivimos en una cultura donde si a la pregunta de “¿cómo estás?” respondes “no estoy bien”, el silencio es sepulcral y la cara de la persona que tienes en frente se desfigura.

La gente no sabe qué hacer con tu verdad.

Te miran con cara de “too much information”. Algunos cambian el tema rápido. Otros tratan de arreglarte, darte consejos o decirte el famoso “tú puedes con eso y más”. Y aunque lo hacen con buena intención, a veces lo que uno necesita no es que lo arreglen, sino que simplemente lo escuchen sin huir.

Nos cuesta sostener la vulnerabilidad del otro porque nos recuerda la nuestra. Porque nos enseñaron a “estar bien” como una obligación, no como un estado que va y viene.

Pero mira qué brutal sería si empezáramos a normalizar las respuestas honestas:

—¿Cómo estás?

—Hoy, no muy bien.

—Gracias por confiarme eso. ¿Quieres hablar o prefieres no hacerlo ahora? ¿Què necesitas de mí?

Eso también es salud mental: crear espacios donde la verdad no asuste. Donde decir “no estoy bien” no sea un escándalo, sino una muestra de valentía.

Ser honestos no debería ser incómodo. Debería ser natural. Porque cuando alguien se atreve a mostrarse sin filtro, nos está regalando algo valioso: su confianza.

Y ahí es donde entramos nosotros: no para arreglar, ni para juzgar, sino para acompañar.

Para quedarnos presentes. Para decir con la mirada o el silencio: “estoy aquí, y está bien que hoy no estés bien.”

Hablar de salud mental es aprender a escuchar sin incomodarte, a sostener sin huir, a agradecer la vulnerabilidad de quien se muestra.

Porque cada vez que alguien se atreve a ser real, le abre espacio a otro para hacer lo mismo. Y poco a poco, dejamos de cargar con tanto.

🌿¿Cómo sostener la vulnerabilidad del otro?

No siempre sabrás qué decir, y eso está bien. Sostener la vulnerabilidad no es “arreglar”, es acompañar desde la presencia.

Aquí algunas formas de hacerlo:

1. 💬 No interrumpas con soluciones.

A veces lo más amoroso es escuchar sin ofrecer fórmulas. Un simple “te entiendo” o “gracias por confiarme esto” puede más que cien consejos.

2. 🤝 Mira con empatía, no con lástima.

El otro no necesita que lo veas como débil, sino como humano.

3. 🕊️ Sostén el silencio.

No corras a llenar los vacíos. El silencio también abraza.

4. 🧡 Valida sin minimizar.

Evita frases como “hay gente peor” o “no es para tanto”. Validar es decir: “tus emociones son válidas y entiendo que duelan.”

5.☕ Quédate, aunque no tengas palabras.

A veces basta con acompañar con un mensaje, una llamada o simplemente estando cerca.

6. 🌱 Respeta los tiempos.

No todos se abren igual ni al mismo ritmo. Forzar también es una forma de huir.

🌿 Hoy, Día de la Salud Mental, te invito a practicar dos cosas simples:

1. Si no estás bien, dilo.

2. Si alguien te lo dice, no evadas. Solo agradece su confianza y quédate.

Yo también estoy aprendiendo a normalizar la respuesta honesta y decir cuando no estoy bien a aquellos que pueden sostener mi respuesta.

Un abrazo,

Misma 🩵