Tres “amigos” que no quieres: Miedo, Culpa y Vergüenza

Esta mañana, estaba pensando en porqué en ocasiones se nos hace tan difícil tomar decisiones trascendentales en nuestra vida. Muchas veces sabemos qué es lo que tenemos que hacer para probablemente estar mejor o tener paz en ciertos aspectos y qué es lo que nos detiene para hacerlo. Y ciertamente, viéndolo en mi propia vida, me doy cuenta que hay tres “amigos” que a veces nos acompañan por años (o por toda una vida) y que no nos dejan movernos. Que nos tienen en ese estancamiento en el que nos encontramos a pesar de que sabemos claramente lo que nos hace bien o lo que no. Y son: el miedo, la culpa y la vergüenza. Identificar a estos trillizos no necesariamente nos lleva a movernos, pero créeme que si no conocemos a nuestros enemigos no podemos pelear contra ellos. Si no conocemos las razones o motivaciones que nos han llevado a donde estamos no vamos a poder movernos o simplemente (en algunos casos) hacer las paces con la decisión de estar ahí. Hablemos de los tres y sus definiciones porque su parecido es tal que confunde.

Voy a utilizar algunas cosas aprendidas de la Dra. Brené Brown, porque es la persona que me ha llevado a profundizar en estos temas y a entender mis procesos. Brené es profesora investigación y ha estudiado la vulnerabilidad, empatía, vergüenza y el coraje o valentía. También habla sobre el miedo y lo que realmente significan cada uno.

Miedo: Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea. El miedo no necesariamente es algo negativo. Es algo natural. Es una emoción. Algo que sentimos cuando nos enfrentamos a una situación. Sentirlo es como estar vivo. Lo que es negativo es que el miedo te paralice o te angustie tanto que te roba la paz.

Culpa: La culpa significa: “yo hice algo que estuvo mal”. Va dirigido a la conducta. Es algo que es hasta positivo porque nos impulsa a ser mejores seres humanos. Nos impulsa a crecer y a levantarnos reconociendo nuestros errores.

La Vergüenza: La vergüenza implica que “yo soy malo”. Es algo relacionado a mi autoconcepto. A la imagen que tengo de mí mismo. Esto es negativo. Esto destruye seres humanos. La vergüenza nos lleva a pensar que no merecemos ser amados ni pertenecer. Y ser amados y pertenecer son necesidades básicas del ser humano. La vergüenza anula nuestra capacidad de vernos merecedores de cualquier cosa buena y de cualquier oportunidad de ser feliz en nuestras vidas.

Estos tres elementos moldean la forma en la que respondemos ante muchos retos y decisiones en nuestras vidas. Definen nuestra toma de decisiones por lo que es importante mirarlos de cerca y entenderlos en nuestras propias vidas. Mis miedos, mis culpas, mi vergüenza son distintos a los de cualquier ser humano. Y como tal debo trabajarlos.

Es momento de en buen español “dig-in” y escarbar en nuestro interior estos tres amigos que no queremos tener o que queremos identificar para poder trabajarlos.

Ante cualquier decisión en la que te encuentres hazte las siguientes preguntas cuando te sientas que no puedes moverte:

1. ¿A qué le temo?

2. Si el miedo no existiera, ¿dónde estaría hoy?

3. ¿Cuánto me está robando o estoy perdiendo por este miedo?

4. ¿El peligro es real o es algo creado en mi mente?

5. ¿Cómo puedo moverme a pesar del miedo?

6. ¿Esta decisión o situación me causa culpa?

7. ¿Cuánta culpa siento por tomarla o no haberla tomado

8. 8. Al tomar esta decisión o estar en ella ¿siento vergüenza?

9. ¿Me da vergüenza el fracaso que esta decisión pueda representar en mi vida?

10. ¿Me da vergüenza lo que los demás (ponle nombre y apellido a esos seres) puedan pensar de mi decisión?

La respuesta a estas preguntas con detenimiento puede ser determinante en tu crecimiento, en hacer las paces con tu realidad, contigo y encontrar paz independientemente si te mueves de donde estas o no.

Trabajar con lo que nos hace sentir miedo, culpa y vergüenza es conectar.

Abrazos apretaos,

Misma